Después de una obra, empieza el verdadero trabajo.
Una comunidad que ha pasado por una reforma necesita más que una limpieza superficial. Hay polvo en zócalos, restos de yeso, salpicaduras de pintura o pegotes en el suelo. Sin una limpieza profesional, la sensación de ‘terminado’ nunca llega.
Usamos productos específicos para retirar cemento, siliconas, pintura o resinas sin dañar superficies delicadas como mármol, madera o acero inoxidable. Todo queda limpio y sin rayas.
Combinamos herramientas manuales y maquinaria: aspiradores industriales, fregadoras y trabajo detallado en marcos, interruptores o vitrinas. Nada queda sin revisar.
Si aún hay operarios trabajando o entregas pendientes, coordinamos los tiempos para no duplicar tareas. Trabajamos en colaboración con arquitectos, jefes de obra o administradores.
Nuestro objetivo es que los vecinos vean el cambio y sientan que todo ha vuelto a estar en orden. Entregamos el trabajo documentado con fotos y control de incidencias si aplica.
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